En más de una ocasión en blogs anteriores he mencionado mi más grande pasión; viajar. Sin lugar a duda es una actividad que hago con frecuencia precisamente porque me ayuda a lidiar con el estrés. Dígase que algunos les gusta leer, caminar o estar con amigos. Otros prefieren hacer ejercicio físico, escribir diarios o dibujar. En mi caso, desde que comienzo a planificar un viaje, mi mente experimenta una serie de buenas vibras que son inexplicables.
El reto personal inicialmente era conocer las ciudades capitales de cada uno de los países que conforman el Reino Unido, así como en su momento hice con las 14 provincias de mi país. Sin embargo, ser parte el ser activa con el grupo de Friend Internationals Guildford me ha permitido conocer más de una ciudad de las planeadas. Esto no solo ha contribuido a mi bienestar mental, sino a experimentar la cultura e historia británicas mientras incremento mi red de amigos.
Personalmente la historia en general nunca se me ha dado bien, sin embargo, hasta en eso debo estar agradecida. Experiencia tales como ir a Hampton Court y escuchar los relatos referentes al Rey Henry VIII de Inglaterra y sus seis matrimonios han sido invaluables. De igual manera visitar Runnymede, lugar donde se firmó la Carta Magna (primera forma de constitución británica), visitar la costa jurásica “Durdel Door” y/o Stonehenge con la prehistoria asociada al lugar. También se suman apreciar un mercado navideño como el de la ciudad de Winchester o visitar castillos medievales como el de Arundel. Finalmente, las playas de Brighton, que sencillamente contribuyeron a fosilizar la idea de que las mías son de los más exóticas y a entender a Cristóbal Colón con su icónica frase en referencia a las Américas “… esta es la tierra más hermosa que ojos humanos han visto”
Volviendo a las capitales, Londres (capital de Inglaterra) la conocí iniciando el invierno. Esa primera experiencia ingenieril en materia de puentes y rascacielos fue inexplicable. Pero también lo fue el visitar museos, el Big Ben, el palacio de Buckingham y su cambio de guardia, o algo tan simple como la plataforma 9 ¾ que hace alusión al mundo de Harry Potter.
Edimburgo (capital de Escocia) fue al final de esta fría estación. Toda una película de terror entre lúgubre y siniestra. Recuerdo que llovía la tarde noche de mi llegada y esto le añadió oscuridad a la visita. Quienes bien me conocen saben que este género cinematográfico no es particularmente el mío. Lugar icónico visitado: la silla del Rey Arturo.
Cardiff (capital de Gales) fue a finales de la primavera y aunque solo fue por un día me hizo recordar a mi país. Quién diría que en un lugar tan recóndito me encontraría con un bar llamado “Revolución de Cuba”. Ese fue mi lugar preferido, aunque también visité el estadio principal de la ciudad, su castillo y el parlamento donde choqué por primera vez con el idioma gaélico.
A Belfast (capital de Irlanda del Norte) planeo visitarla al final del verano, posiblemente para mi cumple, luego que este período como estudiante sea parte del pasado. Así que este es el próximo destino en mi lista de viajes…