¿Residencias universitarias o privadas?

Esta es una interrogante que solo podría responder desde mi experiencia, pero desde luego, es el siguiente paso una vez aceptado en el programa de estudios.

¿Qué lugar cumple con los requisitos mínimos indispensables para hacer de mi año fuera de casa lo más ameno posible? ¿Cuánto presupuesto tengo disponible para ello? Al menos esas fueron las primeras preguntas que vinieron a mi mente cuando empecé a plantearme mi vida en el extranjero como una realidad inmediata.

Por una cuestión de comodidad y hasta de desconocimiento en el proceso de asegurar un domicilio privado, decidí empezar con las opciones que la propia universidad proveía. Una vez acá, al compartir con otros estudiantes internacionales, descubrí que es la opción que muchos escogen sobre todo en el primer año de la carrera. Esta es una forma de convivir en un espacio neutro dentro del propio ambiente escolar que te permite todo un año de adaptación a tus nuevas circunstancias. Incluso podrías valorar para el siguiente año el mudarte con compañeros de clase o amistades que vayas recolectando durante el curso. Sin embargo, como mis estudios son por solo 12 meses, eso no aplica para mí, pero sí que hallé muchas ventajas en mi elección.

La cercanía al salón de clase es una de ellas. Literalmente todo me queda a 5 minutos, incluso la biblioteca, donde paso la mayor parte del tiempo. También puedo participar en todas las actividades sociales y extracurriculares con mayor facilidad, y hasta tomar una siesta en un día agotador, de los que he tenido bastantes. Pero lo más importante ha sido el tema flexibilidad de pago y diversidad de precios. Imagina que todas las facturas están incluidas (gas, electricidad y agua), la limpieza de las áreas comunes, y puedes escoger además el tipo de ambiente en el que quieres vivir (apartamento con personas del mismo sexo, libre de alcohol y/o libre de ruido).

El proceso de aplicación también es a través de la página web de la universidad. El portal está abierto durante todo el año escolar y cierra aproximadamente 2 meses antes del inicio del curso deseado. El proceso de otorgamiento comienza una vez cerrado el plazo de aplicación, lo que da igualdad de posibilidades para todos, dándole prioridad a los de primer año (pregrado y postgrado). Mi recomendación sería entonces tomarte el tiempo para analizar cada una de las ofertas, y aplicar en cuando tengas tu oferta incondicional, teniendo presente la fecha límite, para no invertir tiempo en vano.

Ya hablando más en detalle de las opciones, te diré que existen 10 tipos de habitaciones, ordenadas de menor a mayor precio en bandas desde la “A” a la “E”, las cuales debes enlistar en función de tus preferencias, al aplicar. El precio depende fundamentalmente en si quieres o no compartir baño y cocina, el tamaño de la cama y/ o de la habitación, e incluso hay posibilidades de compartir habitación con alguien más. Eso sí, todos los casos incluyen cocina porque la universidad está interesada en potenciar también tus habilidades culinarias. Na, es broma, que también hay opciones para aquellos que el cocinar no se les da bien, pues hay muchísimos restaurantes con variedad de platos internacionales.